10 febrero, 2011

CONSTITUCION: LA NECESIDAD DE RECONDUCIR EL PROCESO.


El 7 de Febrero, se cumple el segundo aniversario de la promulgación de la Nueva Constitución del estado plurinacional de Bolivia.
Esta constitución nace, a partir de la gran marcha de los originarios de tierras bajas, que hace mas de 10 años, marcharon hacia la capital política de Bolivia, pidiendo incluso autodeterminación.
Tuvieron que transcurrir varias jornadas de lucha del pueblo en su conjunto, para conseguir que sea convocada la asamblea constituyente, hecho que incluso se lleva por delante, al último gobierno del MNR, conductor de la revolución nacional el año 1952. La nueva constitución,  en el ideario popular, era una especie de borrón y cuenta nueva, para sus aspiraciones de progreso y bienestar.
El triunfo del MAS en las elecciones nacionales precedentes a la elección de los asambleístas constituyentes, perfila una constitución a gusto y sabor del partido de gobierno, que no dubita en imponer su óptica política, recurriendo incluso a la fuerza, elemento que deslegitimiza el proceso, y dota al país de una constitución con muchas contradicciones y sesgos, que serán utilizados por los que detentan el poder actualmente.
No solo se quiere ver  los defectos, se reconocen las virtudes del proceso; sin embargo, es bueno destacar que en el orden constitucional, que la constitución de 1967 tenía avances en temas sociales y políticos. Sin embargo, machaconamente se quiere hacer creer que, el 2009 se produce un hecho refundacional, algo alejado de la realidad y se puede entender esta lógica pensando que el MAS quiere perpetuarse en el poder, algo que ha sido remarcado muchas veces, por los dirigentes de este partido.
Los sesgos de la actual constitución, llevan a considerar la múltiple reelección del presidente, el nombramiento de autoridades, con solo la mayoría Absoluta de la Asamblea, dejando de lado el criterio de los 2/3, que está en el ordenamiento jurídico de otras repúblicas del mundo y que hacen a las mismas, más transparentes.
En la idea de resolver años de explotación de los pueblos originarios y con la idea de que hay 36 naciones en Bolivia, se plantea una serie de privilegios a dichos pobladores, lo que ha llegado a generar una cierta discriminación contra los otros habitantes del país, situación que ha llevado a enfrentamientos entre bolivianos. Si sumamos a esto, la poca vocación universal de la nueva constitución, que no reconoce  derechos y garantías y se aferra a concepciones de carácter sindical y corporativo que privilegia el pluriculturalismo por encima del multiculturalismo, por la admisión de coincidencias en vez de divergencias y donde la responsabilidad individual, no está por encima del Estado providencial para generar una sociedad democrática, es señal de que no se está frente a una constitución incluyente.
En el ámbito, económico: la estatización de la economía, y la pérdida de su calidad de hecho constitucional de la propiedad privada, hacen que la nueva constitución, sea un freno a la iniciativa privada, para la generación de nuevas fuentes de trabajo. Se delega al estado, todas las tareas que bien  la empresa privada, con un estado regulador fuerte, las podría hacer; para la generación de más riqueza en el país. China está demostrando que esto es posible, ya es la más grande fábrica del mundo y la ortodoxa Cuba, empieza a recorrer ese camino.
Considerando que los sectores populares, originarios, profesionales y empresarios progresistas,  fueron los que impulsaron la gestación de este proceso, deben ser estos mismos, los que den las directrices para reconducir el proceso; para tal efecto, es necesaria la construcción del instrumento político, que haga posible, estos cambios.

Iván V. Selaya Garvizú
Decano de la Facultad Politécnica

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